sábado, 27 de octubre de 2018

People have the power

Hace tiempo que dedico mis redes sociales a fruslerías. Fotos de gatitos, selfies, música y alguna noticia sobre educación. Nada más. No comento publicaciones de nadie y mucho menos entro a discutir de política; pero ello no significa que no reflexione sobre ello o que no tenga una opinión al respecto.
Pensar en política y redes sociales me ha llevado a ir un poco más allá, y lo que iba a ser un estado en mi Facebook, se ha convertido en una entrada de blog un poco más seria de lo que estáis acostumbrados.
El Facebook ha pasado de ser una red social en la que uno compartía básicamente estupideces a ser una en la que todo el mundo tiene una opinión sobre algo, o sobre todo. Hasta ahí todo correcto. Todo el mundo puede hacer uso de su libertad de expresión y hacer alarde de sus opiniones en muros propios o ajenos. Hasta ahí, una vez más, todo correcto. Pero, ¿están nuestras opiniones suficientemente sustentadas o nos estamos convirtiendo a la religión del cuñadísmo más puro en el que nos limitamos a reproducir datos que hemos extraído de medios de comunicación altamente manipulados, tanto de una ideología como de la otra? Ejemplifico: Una publicación de hace unos días de "Al rojo vivo" sobre la prueba de Conocimientos Constitucionales y Socioculturales Españoles (CCSE), prueba obligatoria para solicitar la nacionalidad española entre otros muchos requisitos, daba información errónea sobre el formato de la prueba. Es muy fácil acceder a esa información fidedignamente en la página del Instituto Cervantes, pero quien quiera que escribiese la noticia no se molestó en ratificarla. Un simple corta y pega y, hala, a publicar.
Lo peor de leer las noticias online es leer los comentarios de toda índole de los usuarios de la red. Las redes sociales nos han dado ese poder individualista que nos hace creer que todos somos catedráticos, fotógrafos, abogados, etc, y nosotros caemos en esa farsa y vamos expresando nuestra opinión sin ton ni son, sin fundamento, descalificando a los que opinan diferente y todo ello salpicándolo con millones de faltas de ortografía, indicador del bajo nivel cultural de la gente que, repito, sin pudor, escribe tamañas estupideces.
¿Qué significa todo esto? Desde mi punto de vista es muy sencillo. Mientras que todos nos sentamos en el calor de nuestra casa, detrás de una pantalla de ordenador, escribiendo sobre política con mayor o menos acierto, la clase política está consiguiendo exactamente lo que quiere.
Veréis, el problema de este país va mucho más allá de tener un sistema político completamente corrupto, lo llaméis A o lo llaméis B. (Yo no sé vosotros, pero mis opciones de voto están reducidas a votar lo menos peor, no algo con lo que estoy totalmente de acuerdo). El problema de este país es un problema social, y los políticos a lo largo de la historia lo han diseñado así para que la maquinaria del capitalismo no falle. Me explico: la economía capitalista y la política actual busca el individualismo del pueblo, busca la lucha entre nosotros para que no funcionemos como colectivo.
La mayor parte de las guerras de la Edad Moderna han estado sustentadas, incluso justificadas, bajo la amenza de colectivos que de alguna manera se estaban haciendo fuertes y podrían hacer tambalear los cimientos sobre los que se basan los gobiernos. Llamémoslos judíos, llamémoslos palestinos, llamémoslos kosovares, llamémoslos bosnios. Fueron actos de rebeldía de colectivos en minoría que fueron (o están siendo) exterminados.
Sin unidad social, la fuerza política se cree más fuerte y juega con nosotros a su antojo. Además, cuentan con la ayuda de los medios de comunicación que, completamente sesgados y comprados, nos dan información que no es veraz (os recuerdo que las ideologías fascistas sabían que el control de los medios de comunicación conllevaba el control de las masas).
¿De qué otras maneras logran esto? A través de una educación pobre y dirigida hacia estos cauces.
Los programas educativos están diseñados por políticos, no por docentes. Y, ¿quiénes son los docentes? Las condiciones contractuales de los profesores de educación pública hacen que, para el ojo menos experto, conseguir una plaza como profesor sea la panacea. ¿Cuántas veces habréis oído (o dicho) eso de "los profesores vivís super bien"? Y esa es la motivación de un tanto por ciento demasiado elevado del cuerpo docente de este país: buen sueldo, trabajo fijo y muchas vacaciones. Este tipo de docente, desde luego, no se plantea que los programas son erróneos, o que la reforma de la Educación parte del interior del aula, y de cómo hagamos a nuestros alumnos pensar y trabajar como un colectivo.
Podría seguir divagando sobre todo esto muchísimo más, pero ya sólo con esto pensaréis "¿qué cojones sabrá la rubia esta de todo esto?", o "su tesis no se sustenta", o, mi favorito de las redes sociales, "no tiene ni puta idea". Y sí, todo esto lo digo desde mi casa, detrás de la pantalla de mi ordenador, pero esto lo digo yo, no lo he copiado de ninguna noticia, ni lo he leído en las redes sociales. He podido llegar a estas conclusiones con las que estaréis más de acuerdo o no, porque tuve una buena educación, porque me he preocupado en culturizarme y porque me enseñaron a pensar por mí misma y a expresar mi opinión sin ofender a absolutamente a nadie.
Ya sé que tiro para casa y acabo diciendo siempre que la educación y leer es la solución para todo, pero es que lo es. Y por educación entiendo muchas cosas: leer es educación, escuchar música es educación, viajar es educación. Es todo aquello que te hace darte cuenta de que en realidad eres muy pequeño formando parte de algo mucho más grande.

Y así va el mundo. Hay veces en que deseo sinceramente que Noé y su comitiva hubiesen perdido el barco, Mark Twain

jueves, 1 de agosto de 2013

Think big (Si te dejan...)

Ser emprendedor cada día es más difícil, y lo peor es que esto ya no sorprende a nadie. Los emprendedores o futuros emprendedores han visto, e incluso han puesto, alguna vez esa cara de pena que sigue a la frase de "voy a montar un negocio"; y el "¡Qué valiente!" que acompaña a esa cara es más bien un "¡Qué inconsciente!".
Nos venden que somos nosotros los que vamos a levantar el país, que somos el futuro, que crearemos empleo, y no sólo el nuestro, y que estamos haciendo algo muy positivo y beneficioso y, otra vez, no sólo para nosotros mismos. Y luego no nos dejan levantar cabeza.
Otro negocio ha cerrado esta semana en la zona donde tengo el mío. Una pequeña tienda de gominolas. Una tienda que llevaba muchos años en el barrio, tantos que casi la recuerdo de cuando era adolescente. Su dueña es una mujer trabajadora, amable y muy querida en el barrio. Hace unos años que el negocio no debía de ir muy bien, porque empezó a vender pan y otros productos artesanales de muy buena calidad. Yo bajaba un par de veces por semana a por una coca cola y un poco de azúcar para seguir aguantando las horas de mi jornada laboral, y empezamos a hablar. Sufría de fuertes dolores de espalda, pasaba un frío horroroso allí dentro, pero seguía aguantando. Cuando fue la última huelga general me contó que pensaba ir, por supuesto, a pesar de que alguna clienta la había increpado por ello. "Cotizaba el máximo, y he tenido que bajar mi base de cotización al mínimo. Mi marido también es autónomo". Estuvo de baja varios meses, y su marido (creo...no le pregunté) se encargó de la tienda lo mejor que pudo; algo torpe al principio, pero se fue acostumbrando. Ella volvió de la baja hace unos meses, con la cara todavía desencajada, pero en ningún momento me dijo nada más. Hoy pregunté en el bar del al lado al ver la tienda completamente vacía. "Al final tuvo que cerrar...Estamos todos con el agua al cuello."
En Septiembre hará tres años de mi andadura profesional, y a pesar del agotamiento mental, de la presión propia y ajena, los resultados académicos han sido impresionantes. Rondo el 100% de aprobados, lo que indica que algo estoy haciendo bien. En cuanto al crecimiento del negocio en sí también ha sido positivo. Cada año es mejor que el anterior. Y aún así no respiro. Reduje mis gastos personales a casi la mitad volviendo a compartir piso a mis 34 años. No lo siento un fracaso porque he ganado en calidad de vida. Pero no era esto lo que quería....
Desde el principio abracé la filosofía del "Think Big". Si tienes un negocio tienes que pensar a lo grande, si no sólo es subsistir, y yo a la vida siempre le pido más, en general. Todavía no es tiempo de conformarse, cuando te queda algo por vivir. Pensé en las ayudas que me iba a conceder el Gobierno por ser mujer emprendedora y menor de 30 años. Con ellas podría amortizar casi la totalidad de mi deuda. De una de ellas, la de mayor cuantía, claro,  me avisaron "son casi imposibles de conseguir". Efectivamente. Pero para la segunda cumplía todos los requisitos. Efectivamente, otra vez, los cumplía; pero el Gobierno decidió mandarme una carta en la que ponía que aunque me correspondía, por falta de crédito no me la podían dar. En otras palabras: "No había dinero". (A título informativo les diré que esas ayudas se siguen convocando todos los años).
Por si no fuese suficiente, tengo enfermedad de Crohn, y el estrés es el principal desencadenante de todos mis brotes. Mis primeras vacaciones las pasé enteras en el hospital. Al salir, pensé que el Gobierno revisaría mi minusvalía. Me concedieron una minusvalía del 34% hace 15 años. Con este porcentaje me podía beneficiar de descuentos en estudios, en la cuota de autónomos, etc. 5 años más tarde, me la revisaron y decidieron bajármela al 24% ya que no había estado ingresada en el hospital las suficientes veces. Con este porcentaje, obviamente, uno no se beneficia de nada. Así que esta vez pensé que tendrían motivos, aumentados por el hecho de que soy autónoma y no me puedo permitir el lujo de ponerme de baja. Ni se molestaron en hacerme una revisión médica. La petición fue desestimada sólo con los informes médicos.
Podría seguir así, porque ahora el Ayuntamiento me reclama dinero por una tasa que en ningún momento me informaron que hubiese que pagar aparte. Y me informé, señores. Vaya si me informé. Centros municipales de empleo, ayuntamiento, Hacienda, Seguridad Social, Ministerio de Trabajo, Emalcsa, etc. Así que estos señores, me reclaman ahora casi 3 años en tasas de recogida de basura, más intereses, más multa. Cuando lo pregunté a la muchacha detrás del mostrador, todo lo educadamente que pude para el cabreo monumental que llevaba, que por qué yo no sabía nada de esta tasa, me dijo que la culpa era mía. "Las Ordenanzas municipales son públicas". Y cuando le pregunté que por qué no me habían informado el primer año que incurrí en la falta, me dijo que tienen hasta 4 años para reclamar. Ya. Srta, no es lo mismo los intereses de 3 años que los de 2 meses......
No soy la única. Mi caso no es para nada especial. Cada día más y más gente como yo decide que no puede más, que sus sueños tienen caducidad, y no por voluntad propia.
Nos ahogan todos aquellos que decían sentirse orgullosos de nosotros, el Gobierno, los bancos, ... Y no se dan cuenta de que SÍ somos el futuro. Cargamos con la mierda que los de arriba nos tiran. Hunden la economía nacional y no se les ocurre nada mejor que decirnos que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". Ellos no saben lo que es estar de mierda hasta el cuello, porque hasta cuando ingresan en prisión tienen privilegios y cuentas en Suiza y Barbados que los estarán esperando cuando salgan. Ellos no saben lo que es la Ley, ni tienen respeto por ella, ni por la gente a la que gobiernan, que los ha puesto ahí, que les ha dado la vida que tienen mientras que ellos se dedican a apretar las tuercas al más débil de la cadena alimenticia.
No se equivoquen. No les voté. Me aprietan y esperaba que lo hiciesen, aunque no de esta manera. Nadie lo esperaba.
Nadie esperaba ver como estafadores a manos llenas se libran de la cárcel o de declarar Hacienda, mientras a un pobre currito lo dejan sin casa porque no ha pagado unas cuantas letras de la hipoteca. La Realeza y allegados defraudan a Hacienda millones y millones y a ellos no les tocan el patrimonio personal.
Yo no tengo nada. Soy afortunada. No tengo casa. No tengo coche. Nada que puedan embargar. No tengo familia que tenga que alimentar.
Soy afortunada porque vivo, sobrevivo, haciendo lo que me gusta. Soy afortunada porque en el peor momento económico que se ha vivido en este país desde hace casi un siglo, mi negocio aguanta. Mejor o peor, pero aguanta.
Y soy afortunada porque, a pesar de todo, y de que haya días o meses en los que no vea la luz al final del túnel, sigo pensando a lo grande; sigo pensando en crecer y mejorar.
Amigos valientes, emprendedores, visionarios, creativos, no decaigan, porque gracias a ustedes, a nosotros, el mundo sigue adelante. Cooperen, intercambien, anímense. Somos más, muchos más que ellos....Podemos hacer que el mundo gire en la dirección que nosotros queramos.

lunes, 3 de junio de 2013

Cosas por las que llorar de verdad

Lo que tengo que decir hoy no será plato de buen gusto para muchos; pero llevo todo el fin de semana dándole vueltas a lo mismo. ¿Por qué algo tan nimio como un partido de fútbol moviliza a las masas y los hace llorar de rabia y frustración y las cosas realmente importantes y que afectan a nuestra vida directamente (no como lo que pase en un partido de fútbol) parecen no provocar ningún tipo de reacción?
No se confundan. He visto fútbol. He sido socia del equipo de mi ciudad (recién descendido a segunda División, causa de esta pequeña incursión en este blog que tenía muy abandonado). Soy fan de los deportes de motor, y veo las motos y la Formula 1, y salto del sofá como la que más. Sin embargo, sólo una vez recuerdo haber llorado viendo un evento deportivo (el día del fatídico penalti de Djuckic); pero no se confundan una vez más, simplemente me solidaricé emocionalmente con aquel pobre hombre que tuvo la valentía de enfrentarse a lo que los demás no quisieron. He visto a Fernando Alonso perder más mundiales de los que ha ganado, y no, no he llorado.
El sábado, después del partido con el que nuestro equipo local bajaba a segunda, salía yo de mi casa encaminada a encontrarme con unos amigos cuando me encontré con una marabunta de gente desconsolada. Mujeres y hombres hechos y derechos pañuelo en mano, sorbían mocos por todas las esquinas de la ciudad. Cientos de ellos; miles me atrevería a decir. Y en el medio de todos ellos, un hombre de mediana edad, bien vestido, que posiblemente haya pertenecido a nuestra diezmada clase media, buscaba comida en un contenedor. Nadie se dio la vuelta para mirarlo. Todo el mundo iba ensimismado en su dolor futbolero. Y el hombre, afanado en encontrar algo digno de llevarse a casa, tampoco parecía consciente de lo que pasaba a su alrededor.
Tuve todo el domingo para rumiar cuáles serían motivos mejores por los que llorar de verdad; y lo cierto es que la lista podría ser muy larga....
1.- Más de 6 millones de parados en un país de 40 millones, significa que un cuarto de la población activa de nuestro país no tiene trabajo.
2.- De los otros 3/4 casi la mitad tiene un trabajo precario,  están sometidos a algún ERE, o lindezas semejantes gracias a nuestra fantástica reforma laboral.
3.- Tenemos el salario mínimo más bajo de Europa y pagamos más IVA que el resto de países (sin mencionar que el Banco de España sugiere la bajada del salario y la Troika la subida de impuestos).
4.- Tenemos la tasa más alto de paro juvenil de toda Europa, que ha hecho que nuestros jóvenes emigren (Sra. Ministra, esto es emigración. Llamarlo movilidad exterior es un insulto a nuestra inteligencia....porque además es la generación de jóvenes mejor preparados).
5.- Nuestro Gobierno plantea una reforma a la Ley del aborto que nos llevará a un retraso de 30 años en lo que a política social se refiere.
6.- La LOMCE hace que una asignatura como Religión cuente para la media de los alumnos, en un más que obvio intento de tener contentos a la Conferencia Episcopal.
7.- Hablando de la Iglesia: no pagan impuestos y reciben ayudas del Gobierno en un país cuya Constitución dice que somos un Estado aconfesional.
8.- El escándalo de las preferentes no se llama en los periódicos por su nombre: ROBO.
9.- Los medios de comunicación públicos están completamente manipulados por el Gobierno. Antiguamente se llamaba censura.
10.- Y aquí en Galicia, en vez de estar este fin de semana preocupados por si descendía el Deportivo o el Celta, igual deberíamos estar más preocupados por la megaminería que va a destruir parajes tan inigualbles como as Fragas do Eume.

Señores, me quedo corta, y he hablado de memoria. Me gustaría ver todo eso que vi el sábado por la noche en las manifestaciones, porque si saliesen a la calle el mismo número de gente que cuando la selección española ganó el Mundial de Fútbol a protestar puede que algo cambiase en este país. Piénselo bien. ¿No hay suficientes motivos para llorar?

sábado, 24 de septiembre de 2011

¿A quién le importa?

Todos conocemos mejor o peor está canción/himno a la libertad que Alaska popularizó en los años 80. Todos la hemos sentido como propia en algún momento de nuestras vidas y la hemos cantado a voz en cuello. Yo hoy se la quiero dedicar a una mujer de 85 años: la Duquesa de Alba.
Si bien siempre ha sido protagonista del papel cuché por cuna, ella nunca ha especulado con su vida; primeramente, porque obviamente no lo necesita, y después porque no le puede importar menos lo que los demás opinen de ella. ¡Chapó, señora grande de España! Se ha mezclado con la farándula, con hombres de dudosa reputación, con ricos y con menos ricos. Ha hecho y deshecho como ella ha querido, y a pesar de todo a conseguido que todo el mundo la respete. ¿Por qué? Porque ella siempre hace y dice lo que quiere.
Así que no entiendo por qué tanto revuelo cuando esta mujer de 80 y tantos decide casarse con un hombre más joven que ella. Que si sólo está con ella por su dinero, que sólo busca un título nobiliario, etc etc. Y, ¿qué hace ella? Reirse y reirse y reirse; reirse incluso de su familia. ¿Sería acaso más lícito o más adecuado si se buscase un señor de su edad?
Dicen los que la conocen que ha recuperado la sonrisa y que ha salido de la silla de ruedas; que se pone toda guapa, y que tiene un compañero con el que conversa horas y horas.
Y en el ojo de este huracán sus pequeños cuervitos, que por muy poco no la declaran incapacitada para quedarse con el dinero, las propiedades, los títulos y meterla en un asilo para acabar sus días. Pero ella, que es más lista que ninguna, reparte su herencia en vida para que estén todos calladitos, arremete contra nueras e hijos, y reduce a la mínima expresión los invitados a su boda.
Y a mí ne parece genial. ¿Por qué no va a querer darle una vida buena al hombre que la acompaña a ver mundo, al que le da conversación durante horas, al que la llama guapa, y al que la hace sentirse 20 años más joven? ¿Por qué es tan reprobable? ¿Qué hay de malo en todo ello? ¿Acaso no es este hombre el que la tratatrá como una mujer y no como una anciana los últimos días de su vida? ¿No hay un quid pro quo? Y aunque no lo hubiese, ¿a quién le importa?
Yo también quiero ser así ahora y con 80. Quiero poder hacer lo que yo quiera y porque yo quiera sin tener ojos reprobadores que digan "te estás equivocando". Y es que al fin y al cabo, ¿a quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga?

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Los puntos sobre las ies

Vaya por delante que no soy corporativista. Vaya por delante que, para mí, el sistema de gremios murió hace siglos. Vaya por delante que no defiendo a quién no se puede ni debe defenderse. Pero también vaya por delante que soy profesora convencida y con una vocación que crece por momentos.
Me enorgullezco de pertenecer a una familia en el que muchas de las mujeres hemos elegido libremente dedicarnos a esta profesión. Cada una de nosotras en sus especialidades, profesamos, primero de todo, un profundo respeto por la labor que ejercemos, y somos especialmente conscientes de lo que significa. Llevamos toda una vida dedicadas en cuerpo y alma a enseñar, formar y educar. Yo soy la más joven de todas, y sin embargo, ya cuento en mi haber con casi 20 años de experiencia. Así que como ustedes comprenderán, no puedo sino salir al quite de los muchos comentarios insultantes, irrespetuosos, mezquinos y demagógicos que se están vertiendo en las últimas semanas sobre dicha profesión y los que la ejercemos.
Decir que los profesores somos unos vagos es tan falso, carente de argumentación y manido como decir que todas las peluqueras son unas chonis cotillas, o que los taxistas son unos fachas que escuchan la Cope, o que los albañiles son unos salidos y los camioneros unos puteros. Señores, estamos en democracia y opinar es gratis, pero muchas veces deberíamos informarnos antes de abrir la boca y caer en prejuicios tan absurdos como estos. Porque lo cierto es que nos ofende a todos cuando Angela Merkell dice que los españoles "trabajamos poco y tenemos muchas vacaciones", cosa que por otra parte es una creencia muy extendida en toda Europa. Pero nosotros no predicamos con el ejemplo, porque que lo diga una extranjera No, que ella no sabe de lo que habla, pero nosotros mismos dentro de nuestro pais podemos tirar piedras contra nuestro propio tejado.
He visto la desinformación de la gente sobre nuestro trabajo, pero lo que más me aterra es el poco interés que en realidad muestran por conocer la realidad y el día a día de nuestro oficio. Esta gente, padres o futuros padres, mandarán a sus hijos al colegio habiéndoles enseñado eso mismo tolerancia y respeto 0 por los profesores "que son una panda de vagos". Vagos, señores y señoras, los hay en todas las profesiones. Gente que ejerce su trabajo con nula profesionalidad no es exclusiva del cuerpo de docentes. ¿O acaso no hay peluqueras que te cortan 3 veces más de lo que les pides, camareros que tardan más de 10 minutos en atenderte y no te dedican ni un buenos días, médicos que cometen imprudencias, camioneros que beben en su turno de trabajo,etc etc etc?
Que nuestro sistema educativo tiene carencias graves es un hecho. Eso no lo niega nadie. Pero, ¿no sería más sabio invertir en mejorarla en vez de recortar? Lo que hace a un estado de derecho un estado del bienestar son la educación, la sanidad y las mejoras sociales. ¿Por qué nos empeñamos en buscar culpables en vez de soluciones?
Hace unos meses leía orgullosa como se estaba estudiando una propuesta con la que se pensaba endurecer el sistema de selección del profesorado, y aunque los matices a las propuestas hechas son grandes y era un proyecto obviamente sin pulir, para mí, la esencia del proyecto era la correcta. Soy la primera que siempre ha apoyado que un docente, un profesor, no es meramente una persona con unas capacidades intelectuales y memorísticas, sino que es una persona que ha de demostrar, y no sólo una vez a lo largo de toda su trayectoria profesional, su habilidad pedagógica y docente. Y es que un profesor es mucho más que eso. Un profesor es docente, psicólogo, orientador, tutor, guía; no es una persona que tiene unos datos que les pasa a sus alumnos, porque si el trabajo se redujese a ello, los profesores no seríamos necesarios, ya que estaría todo en los libros. Estamos obligados moralmente a hacer mucho más. Formamos personas, formamos a nuestro futuro, a quién pagará nuestras pensiones, a quienes serán la base de nuestra sociedad futura. Enseñamos valores destrás de nuestras asignaturas, y en ocasiones nuestros alumnos reciben de nosotros el apoyo y comprensión que no tienen en sus casas. Porque creo todo esto, repudio a los docentes de enseñanza primaria, secundaria, pública, privada o concertada, que no cumplen con estos valores de la profesión tan digna que algunos intentamos defender con uñas y dientes. Muchos de nosotros, y no sólo un 10%, nos vanagloriamos de que los logros de nuestros alumnos son nuestra mejor recompensa, de que una risa suya, de que cuenten con nuestra opinión, es la prueba de que algo habremos hecho bien, y de que nos podemos ir a casa con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Y por último yo me pregunto, si es un trabajo tan fácil, con tantos beneficios, todo ventajas, ¿cómo es que toda esta gente que opina esto no se ha matado a preparar unas oposiciones a la enseñanza para poder vivir del cuento el resto de su vida?

domingo, 7 de agosto de 2011

Autoabastecimiento

¿Ya conocemos las últimas noticias? Bien, por si hay algún despistado, os informo de que estamos entrando en una segunda recesión. Cuando pensábamos que todo iba a mejorar, cuando creíamos que ya habíamos tocado fondo, el ancla que llevamos al cuello se hunde un poco más. Y es que lo cierto es que parece que estamos en un agujero negro, un pozo sin fondo del que no sabemos si en algún momento podremos salir.
No sé vosotros, pero personalmente me desanima bastante la imagen de los políticos nacionales y extranjeros. Me recuerda un poco a un viaje transoceánico que hice una vez y en el que nos estalló un motor en vuelo. Viajaba en un boing de 4 motores así que aparentemente no es tan malo; pero mi cara cambió cuando vi que a las azafatas mientras ofrecían agua, les temblaba el pulso. Lo que quiero decir es, yo no soy analista económica y me cuesta seguir todas esas nociones y conceptos, a pesar de que por mi condición de autónoma esté hoy por hoy mucho más familiarizada, pero sí ves a las personas que dirigen tu país, o a los dirigentes que se ocupan de la economía europea o la mundial con cara de pocos amigos, te entra el pánico, ¿no? Bueno, a mí en realidad me ha llegado con ver la cara de mi padre, empleado de banca, para saber que algo está cambiando para mal.
¿Qué hacer ante la que se avecina? ¿Cómo encajar el golpe? ¿Cómo aguantar el envite?
A esta situación económica hay que sumarle, y perdonen que en esta entrada me apropie del término, la indignación popular. Una indignación que parece ser de lo más contagiosa, y que se ha expandido ya no sólo por Europa sino por el resto del mundo como si se tratase de una bomba racimo. Sin embargo, y salvando las diferencias, no debemos olvidar que ya hemos visto una oleada similar en el mundo árabe, y que mejor o peor ha provocado grandes cambios. Así que realmente estamos viviendo un momento histórico. Una etapa que nuestros nietos verán plasmada en  los libros de texto (si es que para entonces siguen existiendo), como el movimiento obrero y el crack del 29, sólo que ellos lo leerán como el movimiento 15M y la recesión del 2008.
Y cuándo ellos estén estudiando eso, ¿cómo habrá evolucionado el mundo? ¿Hasta dónde habrá llegado nuestra indignación?
Hace unos meses llegué a una conclusión a la que mi madre llegó meses antes: hay que dejar atrás el modelo económico capitalista y retomar el autoabastecimiento. Es posible que la solución a nuestra indignación pase por la vuelta al campo...Y no se confundan, porque yo no es que sea una gran fan. Siempre me ha gustado la idea del campo como algo bucólico, el ideal de la vida tranquila; pero ciertamente hoy lo veo como una posible solución a nuestros problemas y a nuestra indignación. Obviamente, el modelo capitalista no se va a desechar tan fácilmente, pues por mucho que nos vayamos al campo siempre hay que comprar semillas, fertilizantes y otras cosas a las que nos hemos acostumbrado y sin las cuales ya no podríamos vivir. Pero sí es cierto que podríamos volver a un cierto trueque en las comunidades, del tipo yo horneo pan y tú me das leche.
Lo sé, es una idea muy hippie hasta para mí, pero tal vez, y sólo tal vez, si hacemos que nuestra economía familiar dependa más de nosotros y no de los dirigentes mundiales con sueldos astronómicos y coches que si los vendiesen podrían alimentar a 1000 familias de Somalia, nosotros recuperaríamos un poco el control y les ganaríamos el pulso a los politicuchos que han jugado con nuestra economía y nuestro futuro.

viernes, 22 de abril de 2011

El opio para el pueblo

En la últimas semanas hemos presenciado el fenómeno de masas que es el fútbol. Dos Barsa-Madrid y los que quedan por venir, se han convertido en los programas más vistos en la televisión, lo más comentado en la prensa y en las redes sociales. Yo misma he seguido los acontecimientos como una más. No me fue la vida en ello, pero lo veo. No soy una fan del fútbol, pero sí que tengo mis simpatías futboleras. Y es que un Barsa- Madrid se convierte siempre en algo más que un simple evento deportivo. No se trata simplemente de quién juega mejor al fútbol, cosa que para mí, por otra parte, es indudable. Y es que a pesar de que no soy una persona especialmente deportista, aquí se enfrantan dos formas de ver un deporte. Pero hoy no voy a entrar en ese análisis.
Lo que me fascina es que ver un partido de fútbol que tan sólo dura 90 minutos, pueda estar reñido con la cultura. O mejor dicho, que haya gente que crea eso.
Al dia siguiente del último Barsa -Madrid de lo único que se hablaba era de Sergio Ramos y su desliz. Vale. La verdad es que esa historia da para muchos chistes.... Pero además, en el Telediario, vi un reportaje en el que enfrentaban al partido con la cultura. Cines vacíos, museos desiertos, y los musicales, teatros y clubes de la comedia intentando hacer alguna referencia al evento deportivo de la jornada para mantener al público ahí. ¿Es cierto que el fútbol tiene que estar reñido con la cultura?
No me malinterpreten. Reitero una vez más que no soy futbolera.
Veamos. El fútbol está al alcance de todos, y viendo un partido es fácil entender porque genera esa pasión. En una época de represión y de censura, el fútbol repesentaba en unos casos el orgullo patrio (concepto que no comparto, pero comprensible en otros momentos) de los emigrados, y en otros casos la lucha de los oprimidos contra los opresores. Con el fútbol se liberaban tensiones y adrenalina que no se podrían expresar de otra manera sin enfrentarse a la represión o a la cárcel. Los equipos de fútbol representaban no sólo unos colores, si no también unos ideales. El Real Madrid era el equipo del Régimen, el Barsa era la resistencia catalana, el Athletic de Bilbao los independentistas vascos, así que una victoria representaba mucho más que eso. El pueblo podía ir al campo y sacar todos esos sentimientos reprimidos, aunque sólo fuesen por 90 minutos. Y eso es algo que puede entender todo el mundo.
En aquella época, como en casi todas, la cultura esta reservada para unos pocos. En una época de oscuridad, en la que no se pueden compartir libremente las ideas, el ingenio de los artistas para expresarse sin ser absolutamente evidentes sobre sus sentimientos e ideales era enorme, pero no al alcance de todos.
El fútbol era el opio para el pueblo porque les servía de desahogo durante 90 minutos y luego podían volver a sus tristes vidas reprimidas, sin tener que pensar demasiado en ello, tan sólo esperando a que llegase la próxima jornada futbolera.
Hoy, las cosas han cambiado. Hoy vivimos en un estado democrático en el que puedes decir lo que quieras y dónde quieras, al menos aparentemente, pero el fútbol sigue siendo el opio para el pueblo. Y hay muchas cosas que, perdonen mi lenguaje, me cabrean del mundo del fútbol, como la indecente cantidad de dinero que mueve, pero a pesar de ello, no me pierdo un Barsa-Madrid. Y es que al fin y al cabo, los seres humanos somos animales, somos completamente viscerales, y a veces buscamos una manera de sacar sentimientos como la rabia, el odio, la ira,... y nos dejamos llevar por la adrenalina. Pero la cultura no está reñida con esto.
La cultura, lo que ustedes quieran entender por cultura, nos provoca otro tipo de reacciones. Son más cognitivas. Nos emocionan. Tocan nuestro corazón y activan nuestro cerebro, pero nuestras visceras se quedan impertérritas.
Quizás me he vuelto una persona de grises, más que de blancos o negros. Quizás busco más el equilibro en todas las partes de mi ser en vez de intentar desterrar algunas de ellas. No me avergüenzo del total que hago. Hay grandes intelectuales de este país y de muchos otros que son grandes futboleros, y por eso no dejan de ser menos intelectuales. El señor Eduardo Mendoza, uno de los mejores escritores de este país, es una gran seguidor del Barsa. Serrat es un conocido culé también. ¿Son menos artistas ellos porque les guste el fútbol?
Señores y señoras, no creo que el problema de la cultura en este país sea culpa del "deporte rey". No creo que sean incompatibles. El problema de la cultura en este país es mucho más profundo que un simple partido de fútbol...