lunes, 3 de junio de 2013

Cosas por las que llorar de verdad

Lo que tengo que decir hoy no será plato de buen gusto para muchos; pero llevo todo el fin de semana dándole vueltas a lo mismo. ¿Por qué algo tan nimio como un partido de fútbol moviliza a las masas y los hace llorar de rabia y frustración y las cosas realmente importantes y que afectan a nuestra vida directamente (no como lo que pase en un partido de fútbol) parecen no provocar ningún tipo de reacción?
No se confundan. He visto fútbol. He sido socia del equipo de mi ciudad (recién descendido a segunda División, causa de esta pequeña incursión en este blog que tenía muy abandonado). Soy fan de los deportes de motor, y veo las motos y la Formula 1, y salto del sofá como la que más. Sin embargo, sólo una vez recuerdo haber llorado viendo un evento deportivo (el día del fatídico penalti de Djuckic); pero no se confundan una vez más, simplemente me solidaricé emocionalmente con aquel pobre hombre que tuvo la valentía de enfrentarse a lo que los demás no quisieron. He visto a Fernando Alonso perder más mundiales de los que ha ganado, y no, no he llorado.
El sábado, después del partido con el que nuestro equipo local bajaba a segunda, salía yo de mi casa encaminada a encontrarme con unos amigos cuando me encontré con una marabunta de gente desconsolada. Mujeres y hombres hechos y derechos pañuelo en mano, sorbían mocos por todas las esquinas de la ciudad. Cientos de ellos; miles me atrevería a decir. Y en el medio de todos ellos, un hombre de mediana edad, bien vestido, que posiblemente haya pertenecido a nuestra diezmada clase media, buscaba comida en un contenedor. Nadie se dio la vuelta para mirarlo. Todo el mundo iba ensimismado en su dolor futbolero. Y el hombre, afanado en encontrar algo digno de llevarse a casa, tampoco parecía consciente de lo que pasaba a su alrededor.
Tuve todo el domingo para rumiar cuáles serían motivos mejores por los que llorar de verdad; y lo cierto es que la lista podría ser muy larga....
1.- Más de 6 millones de parados en un país de 40 millones, significa que un cuarto de la población activa de nuestro país no tiene trabajo.
2.- De los otros 3/4 casi la mitad tiene un trabajo precario,  están sometidos a algún ERE, o lindezas semejantes gracias a nuestra fantástica reforma laboral.
3.- Tenemos el salario mínimo más bajo de Europa y pagamos más IVA que el resto de países (sin mencionar que el Banco de España sugiere la bajada del salario y la Troika la subida de impuestos).
4.- Tenemos la tasa más alto de paro juvenil de toda Europa, que ha hecho que nuestros jóvenes emigren (Sra. Ministra, esto es emigración. Llamarlo movilidad exterior es un insulto a nuestra inteligencia....porque además es la generación de jóvenes mejor preparados).
5.- Nuestro Gobierno plantea una reforma a la Ley del aborto que nos llevará a un retraso de 30 años en lo que a política social se refiere.
6.- La LOMCE hace que una asignatura como Religión cuente para la media de los alumnos, en un más que obvio intento de tener contentos a la Conferencia Episcopal.
7.- Hablando de la Iglesia: no pagan impuestos y reciben ayudas del Gobierno en un país cuya Constitución dice que somos un Estado aconfesional.
8.- El escándalo de las preferentes no se llama en los periódicos por su nombre: ROBO.
9.- Los medios de comunicación públicos están completamente manipulados por el Gobierno. Antiguamente se llamaba censura.
10.- Y aquí en Galicia, en vez de estar este fin de semana preocupados por si descendía el Deportivo o el Celta, igual deberíamos estar más preocupados por la megaminería que va a destruir parajes tan inigualbles como as Fragas do Eume.

Señores, me quedo corta, y he hablado de memoria. Me gustaría ver todo eso que vi el sábado por la noche en las manifestaciones, porque si saliesen a la calle el mismo número de gente que cuando la selección española ganó el Mundial de Fútbol a protestar puede que algo cambiase en este país. Piénselo bien. ¿No hay suficientes motivos para llorar?

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