domingo, 7 de agosto de 2011

Autoabastecimiento

¿Ya conocemos las últimas noticias? Bien, por si hay algún despistado, os informo de que estamos entrando en una segunda recesión. Cuando pensábamos que todo iba a mejorar, cuando creíamos que ya habíamos tocado fondo, el ancla que llevamos al cuello se hunde un poco más. Y es que lo cierto es que parece que estamos en un agujero negro, un pozo sin fondo del que no sabemos si en algún momento podremos salir.
No sé vosotros, pero personalmente me desanima bastante la imagen de los políticos nacionales y extranjeros. Me recuerda un poco a un viaje transoceánico que hice una vez y en el que nos estalló un motor en vuelo. Viajaba en un boing de 4 motores así que aparentemente no es tan malo; pero mi cara cambió cuando vi que a las azafatas mientras ofrecían agua, les temblaba el pulso. Lo que quiero decir es, yo no soy analista económica y me cuesta seguir todas esas nociones y conceptos, a pesar de que por mi condición de autónoma esté hoy por hoy mucho más familiarizada, pero sí ves a las personas que dirigen tu país, o a los dirigentes que se ocupan de la economía europea o la mundial con cara de pocos amigos, te entra el pánico, ¿no? Bueno, a mí en realidad me ha llegado con ver la cara de mi padre, empleado de banca, para saber que algo está cambiando para mal.
¿Qué hacer ante la que se avecina? ¿Cómo encajar el golpe? ¿Cómo aguantar el envite?
A esta situación económica hay que sumarle, y perdonen que en esta entrada me apropie del término, la indignación popular. Una indignación que parece ser de lo más contagiosa, y que se ha expandido ya no sólo por Europa sino por el resto del mundo como si se tratase de una bomba racimo. Sin embargo, y salvando las diferencias, no debemos olvidar que ya hemos visto una oleada similar en el mundo árabe, y que mejor o peor ha provocado grandes cambios. Así que realmente estamos viviendo un momento histórico. Una etapa que nuestros nietos verán plasmada en  los libros de texto (si es que para entonces siguen existiendo), como el movimiento obrero y el crack del 29, sólo que ellos lo leerán como el movimiento 15M y la recesión del 2008.
Y cuándo ellos estén estudiando eso, ¿cómo habrá evolucionado el mundo? ¿Hasta dónde habrá llegado nuestra indignación?
Hace unos meses llegué a una conclusión a la que mi madre llegó meses antes: hay que dejar atrás el modelo económico capitalista y retomar el autoabastecimiento. Es posible que la solución a nuestra indignación pase por la vuelta al campo...Y no se confundan, porque yo no es que sea una gran fan. Siempre me ha gustado la idea del campo como algo bucólico, el ideal de la vida tranquila; pero ciertamente hoy lo veo como una posible solución a nuestros problemas y a nuestra indignación. Obviamente, el modelo capitalista no se va a desechar tan fácilmente, pues por mucho que nos vayamos al campo siempre hay que comprar semillas, fertilizantes y otras cosas a las que nos hemos acostumbrado y sin las cuales ya no podríamos vivir. Pero sí es cierto que podríamos volver a un cierto trueque en las comunidades, del tipo yo horneo pan y tú me das leche.
Lo sé, es una idea muy hippie hasta para mí, pero tal vez, y sólo tal vez, si hacemos que nuestra economía familiar dependa más de nosotros y no de los dirigentes mundiales con sueldos astronómicos y coches que si los vendiesen podrían alimentar a 1000 familias de Somalia, nosotros recuperaríamos un poco el control y les ganaríamos el pulso a los politicuchos que han jugado con nuestra economía y nuestro futuro.