jueves, 1 de agosto de 2013

Think big (Si te dejan...)

Ser emprendedor cada día es más difícil, y lo peor es que esto ya no sorprende a nadie. Los emprendedores o futuros emprendedores han visto, e incluso han puesto, alguna vez esa cara de pena que sigue a la frase de "voy a montar un negocio"; y el "¡Qué valiente!" que acompaña a esa cara es más bien un "¡Qué inconsciente!".
Nos venden que somos nosotros los que vamos a levantar el país, que somos el futuro, que crearemos empleo, y no sólo el nuestro, y que estamos haciendo algo muy positivo y beneficioso y, otra vez, no sólo para nosotros mismos. Y luego no nos dejan levantar cabeza.
Otro negocio ha cerrado esta semana en la zona donde tengo el mío. Una pequeña tienda de gominolas. Una tienda que llevaba muchos años en el barrio, tantos que casi la recuerdo de cuando era adolescente. Su dueña es una mujer trabajadora, amable y muy querida en el barrio. Hace unos años que el negocio no debía de ir muy bien, porque empezó a vender pan y otros productos artesanales de muy buena calidad. Yo bajaba un par de veces por semana a por una coca cola y un poco de azúcar para seguir aguantando las horas de mi jornada laboral, y empezamos a hablar. Sufría de fuertes dolores de espalda, pasaba un frío horroroso allí dentro, pero seguía aguantando. Cuando fue la última huelga general me contó que pensaba ir, por supuesto, a pesar de que alguna clienta la había increpado por ello. "Cotizaba el máximo, y he tenido que bajar mi base de cotización al mínimo. Mi marido también es autónomo". Estuvo de baja varios meses, y su marido (creo...no le pregunté) se encargó de la tienda lo mejor que pudo; algo torpe al principio, pero se fue acostumbrando. Ella volvió de la baja hace unos meses, con la cara todavía desencajada, pero en ningún momento me dijo nada más. Hoy pregunté en el bar del al lado al ver la tienda completamente vacía. "Al final tuvo que cerrar...Estamos todos con el agua al cuello."
En Septiembre hará tres años de mi andadura profesional, y a pesar del agotamiento mental, de la presión propia y ajena, los resultados académicos han sido impresionantes. Rondo el 100% de aprobados, lo que indica que algo estoy haciendo bien. En cuanto al crecimiento del negocio en sí también ha sido positivo. Cada año es mejor que el anterior. Y aún así no respiro. Reduje mis gastos personales a casi la mitad volviendo a compartir piso a mis 34 años. No lo siento un fracaso porque he ganado en calidad de vida. Pero no era esto lo que quería....
Desde el principio abracé la filosofía del "Think Big". Si tienes un negocio tienes que pensar a lo grande, si no sólo es subsistir, y yo a la vida siempre le pido más, en general. Todavía no es tiempo de conformarse, cuando te queda algo por vivir. Pensé en las ayudas que me iba a conceder el Gobierno por ser mujer emprendedora y menor de 30 años. Con ellas podría amortizar casi la totalidad de mi deuda. De una de ellas, la de mayor cuantía, claro,  me avisaron "son casi imposibles de conseguir". Efectivamente. Pero para la segunda cumplía todos los requisitos. Efectivamente, otra vez, los cumplía; pero el Gobierno decidió mandarme una carta en la que ponía que aunque me correspondía, por falta de crédito no me la podían dar. En otras palabras: "No había dinero". (A título informativo les diré que esas ayudas se siguen convocando todos los años).
Por si no fuese suficiente, tengo enfermedad de Crohn, y el estrés es el principal desencadenante de todos mis brotes. Mis primeras vacaciones las pasé enteras en el hospital. Al salir, pensé que el Gobierno revisaría mi minusvalía. Me concedieron una minusvalía del 34% hace 15 años. Con este porcentaje me podía beneficiar de descuentos en estudios, en la cuota de autónomos, etc. 5 años más tarde, me la revisaron y decidieron bajármela al 24% ya que no había estado ingresada en el hospital las suficientes veces. Con este porcentaje, obviamente, uno no se beneficia de nada. Así que esta vez pensé que tendrían motivos, aumentados por el hecho de que soy autónoma y no me puedo permitir el lujo de ponerme de baja. Ni se molestaron en hacerme una revisión médica. La petición fue desestimada sólo con los informes médicos.
Podría seguir así, porque ahora el Ayuntamiento me reclama dinero por una tasa que en ningún momento me informaron que hubiese que pagar aparte. Y me informé, señores. Vaya si me informé. Centros municipales de empleo, ayuntamiento, Hacienda, Seguridad Social, Ministerio de Trabajo, Emalcsa, etc. Así que estos señores, me reclaman ahora casi 3 años en tasas de recogida de basura, más intereses, más multa. Cuando lo pregunté a la muchacha detrás del mostrador, todo lo educadamente que pude para el cabreo monumental que llevaba, que por qué yo no sabía nada de esta tasa, me dijo que la culpa era mía. "Las Ordenanzas municipales son públicas". Y cuando le pregunté que por qué no me habían informado el primer año que incurrí en la falta, me dijo que tienen hasta 4 años para reclamar. Ya. Srta, no es lo mismo los intereses de 3 años que los de 2 meses......
No soy la única. Mi caso no es para nada especial. Cada día más y más gente como yo decide que no puede más, que sus sueños tienen caducidad, y no por voluntad propia.
Nos ahogan todos aquellos que decían sentirse orgullosos de nosotros, el Gobierno, los bancos, ... Y no se dan cuenta de que SÍ somos el futuro. Cargamos con la mierda que los de arriba nos tiran. Hunden la economía nacional y no se les ocurre nada mejor que decirnos que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". Ellos no saben lo que es estar de mierda hasta el cuello, porque hasta cuando ingresan en prisión tienen privilegios y cuentas en Suiza y Barbados que los estarán esperando cuando salgan. Ellos no saben lo que es la Ley, ni tienen respeto por ella, ni por la gente a la que gobiernan, que los ha puesto ahí, que les ha dado la vida que tienen mientras que ellos se dedican a apretar las tuercas al más débil de la cadena alimenticia.
No se equivoquen. No les voté. Me aprietan y esperaba que lo hiciesen, aunque no de esta manera. Nadie lo esperaba.
Nadie esperaba ver como estafadores a manos llenas se libran de la cárcel o de declarar Hacienda, mientras a un pobre currito lo dejan sin casa porque no ha pagado unas cuantas letras de la hipoteca. La Realeza y allegados defraudan a Hacienda millones y millones y a ellos no les tocan el patrimonio personal.
Yo no tengo nada. Soy afortunada. No tengo casa. No tengo coche. Nada que puedan embargar. No tengo familia que tenga que alimentar.
Soy afortunada porque vivo, sobrevivo, haciendo lo que me gusta. Soy afortunada porque en el peor momento económico que se ha vivido en este país desde hace casi un siglo, mi negocio aguanta. Mejor o peor, pero aguanta.
Y soy afortunada porque, a pesar de todo, y de que haya días o meses en los que no vea la luz al final del túnel, sigo pensando a lo grande; sigo pensando en crecer y mejorar.
Amigos valientes, emprendedores, visionarios, creativos, no decaigan, porque gracias a ustedes, a nosotros, el mundo sigue adelante. Cooperen, intercambien, anímense. Somos más, muchos más que ellos....Podemos hacer que el mundo gire en la dirección que nosotros queramos.

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