sábado, 24 de septiembre de 2011

¿A quién le importa?

Todos conocemos mejor o peor está canción/himno a la libertad que Alaska popularizó en los años 80. Todos la hemos sentido como propia en algún momento de nuestras vidas y la hemos cantado a voz en cuello. Yo hoy se la quiero dedicar a una mujer de 85 años: la Duquesa de Alba.
Si bien siempre ha sido protagonista del papel cuché por cuna, ella nunca ha especulado con su vida; primeramente, porque obviamente no lo necesita, y después porque no le puede importar menos lo que los demás opinen de ella. ¡Chapó, señora grande de España! Se ha mezclado con la farándula, con hombres de dudosa reputación, con ricos y con menos ricos. Ha hecho y deshecho como ella ha querido, y a pesar de todo a conseguido que todo el mundo la respete. ¿Por qué? Porque ella siempre hace y dice lo que quiere.
Así que no entiendo por qué tanto revuelo cuando esta mujer de 80 y tantos decide casarse con un hombre más joven que ella. Que si sólo está con ella por su dinero, que sólo busca un título nobiliario, etc etc. Y, ¿qué hace ella? Reirse y reirse y reirse; reirse incluso de su familia. ¿Sería acaso más lícito o más adecuado si se buscase un señor de su edad?
Dicen los que la conocen que ha recuperado la sonrisa y que ha salido de la silla de ruedas; que se pone toda guapa, y que tiene un compañero con el que conversa horas y horas.
Y en el ojo de este huracán sus pequeños cuervitos, que por muy poco no la declaran incapacitada para quedarse con el dinero, las propiedades, los títulos y meterla en un asilo para acabar sus días. Pero ella, que es más lista que ninguna, reparte su herencia en vida para que estén todos calladitos, arremete contra nueras e hijos, y reduce a la mínima expresión los invitados a su boda.
Y a mí ne parece genial. ¿Por qué no va a querer darle una vida buena al hombre que la acompaña a ver mundo, al que le da conversación durante horas, al que la llama guapa, y al que la hace sentirse 20 años más joven? ¿Por qué es tan reprobable? ¿Qué hay de malo en todo ello? ¿Acaso no es este hombre el que la tratatrá como una mujer y no como una anciana los últimos días de su vida? ¿No hay un quid pro quo? Y aunque no lo hubiese, ¿a quién le importa?
Yo también quiero ser así ahora y con 80. Quiero poder hacer lo que yo quiera y porque yo quiera sin tener ojos reprobadores que digan "te estás equivocando". Y es que al fin y al cabo, ¿a quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga?

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